10 de agosto de 2021
Paula Andrea Cataño Castillo
Estudiante de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo Universidad Nacional de Colombia, Sede Manizales
Introducción
En la arquitectura, una preocupación constante desde la revolución industrial son los procesos de expansión de las ciudades, el hacinamiento, la velocidad de crecimiento, los pocos espacios públicos y, por ende, los pocos “pulmones” que van guardando las grandes ciudades. Si bien es una preocupación válida y obligatoria, pues con los desplazamientos de las poblaciones hacia la ciudad, el interés se ve en estos espacios, aún queda preguntarnos ¿qué sucede con las zonas rurales? La reflexión sobre estos espacios que se expanden, se contrae y está constantemente en una lucha por sobrevivir ¿cómo deben considerarse y transformarse más allá de su producción a niveles industriales? ¿Cómo se genera una conciencia ambiental para estos territorios?
Tema de investigación
La vida rural se relaciona principalmente con lo agrícola, y si bien cierto es un pilar importantísimo para su caracterización, este va más allá de los verdes paisajes cultivados y sus posibilidades productivas, está asociado a una concepción mas poética y simbólica del espacio rural. Y este sentido abstracto, se ve opacado por lo urbano y sus exigencias de producción generando una codependencia que se refuerza con el tiempo:
“La interacción tradicional entre lo rural y lo urbano se ha fundamentado en la provisión en doble vía de bienes y servicios. En esta dinámica, la especialización de lo rural en la actividad agrícola ha definido su participación. Mientras el campo provee a la ciudad de alimentos y materias primas, la ciudad ofrece de los habitantes del campo toda una gama de bienes y servicios (Méndez, 2005, p. 4)”
Entonces, esta percepción no se encuentra equivocada, pero fortifica una singular competencia del espacio, donde al parecer, el ideal está en poder llegar y permanecer en la ciudad sin padecer las necesidades básicas; y es algo que en nuestro país con los constantes desplazamientos se evidencia. ¿Cómo se logra transformar esta idea? En primer lugar es necesario comprender que, quien habita el campo, crea su propio concepto alrededor de su cotidianidad, no se encuentra de alguna manera cercado con normativas sobre cómo se habita el espacio y cómo se valora lo que puede recibir; pero si está formado por el contexto. Cuando no se es propietario, cuando el espacio simplemente es un lugar de producción con baja retribución, no existe un interés por la conservación. Desde la perspectiva social lo aclara Buil (2007, p. 25) “Sin vertebración social, es decir, sin cohesión, sin identificación o sin identidad social, no es posible el avance hacia la sostenibilidad ”, entonces, cualquier proceso de intervención se verá afectado o poco valorado.
Es por esto por lo que la producción agrícola debe ser llevada a otro campo de reflexión focalizada en necesidades mas puntuales, donde no pierde el punto clave de intervención deseado, es decir, cumple con unas expectativas mas reales, que conectan con los habitantes, y prioriza los espacios que hasta el momento se observan solo como un bien del cuál se extraen beneficios.
No es de extrañar como la explotación de “recursos” parece no ser realmente rentable o benéfica para las comunidades que le son cercanas, muy por el contrario, generan más problemáticas que suman a una cantidad de situaciones que superficialmente se cree son de origen externo y que cada región se ve en serios problemas para manejar.

Es esta una de las razones por las cuales los discursos de “desarrollo”, “sostenibilidad”, “sustentabilidad”, son planteamientos utópicos, inalcanzables para la mayoría de las personas que desean hacer el cambio de labor entre lo urbano y lo rural.
Relación metodológica
Para comprender y poder mejorar la percepción de las zonas rurales, la trialéctica Sociedad-Espacio-Naturaleza es una herramienta para equilibrar la línea de los pensamientos entre lo urbano y lo rural: Por una parte, el verdadero significado de naturaleza como ciclo de vida, característica también de la especie humano, que, por su condición de inteligencia debe garantizar el equilibrio entre conservación y transformación. Esto solo se logra cuando, mas allá de la teoría, se comprende el funcionamiento de la vida en la naturaleza, no solo lo que vemos verde, sino de aquellas cosas inertes que aportan su pequeño grano para el funcionamiento correcto.
Claro, para lograrlo es necesario entender las dinámicas del habitar; el espacio, no necesariamente en el lugar agrícola, sino en el lugar cotidiano, donde ocurre el día a día de cada persona y sus maneras de proveerse de los bienes materiales para su supervivencia. Las relaciones con los procesos que dinamizan la ciudad; la tecnología que parece estar desconectada de los procesos biológicos, y sin embargo se encuentra tan estrechamente relacionada con lo natural y el desarrollo humano. Del mismo modo el habitante rural, en su introspección sobre lo “Natural” como sus actividades se mueven en este entorno sin realmente comprender la importancia de cada acción e intervención, se volverá necesario salir de la burbuja conceptual a nuevas propuestas para establecer una diferente percepción.
Así, el habitar, no desde el objeto y concepto arquitectónico, sino desde la observación, el uso, la conexión con un entorno que, primeramente, transita por sí y para sí mismo, luego el cómo se convierte potencialmente en la actividad necesaria del desarrollo, interrumpe el concepto social y cómo se ve involucrado potencialmente ante la relación hombre-naturaleza; pues, para este punto, no es posible desconectarse voluntariamente de estas simbiosis.
Posibles alcances
Es insensato imaginar que la sociedad abandonará el espacio rural, pero es inevitable repensar desde ahora como se sobrellevarán los diferentes ritmos y ciclos de vida urbano-rural para permitir su constante retroalimentación. Por lo tanto, desde las pequeñas intervenciones en los espacios mas simples donde hombre y naturaleza se ven conectados, es necesario empezar a generar el cambio, pues una vez inserto en el pensamiento social, los procesos se llevarán a cabo de manera mas natural.
La intención de estos pensamientos está en que, el entorno de la vivienda rural se pueda percibir más allá del verde y de la producción industrial, sino que, fundamentado en la diversidad, estos espacios proveen al hombre de manera única el equilibrio de los factores que se afectan con la explotación que se lleva actualmente, de manera que, los espacios rurales dejen de sentirse como espacios desconectados y con menores oportunidades.
Así, la intervención de los espacios existentes y su transformación, en la que pueda proteger a la especie humana sin desconectarla de la realidad tecnológica, pueda generar en cada habitante nuevas perspectivas mas acordes con todo lo que se ha venido olvidando.
Conclusiones
¿Este es el momento apropiado para generar cambios? Quizás sea el único momento correcto, y aunque la historia lo determinará, algo que es innegable es que las responsabilidades que día a día no estamos enfrentando desde diferentes profesiones sobre el impacto ambiental y como lo afrontamos están determinando muchos productos a futuro, y los resultados de actuar o no, están siendo respondidos con rapidez por el mismo planeta.
En este orden de ideas el habitar, deja de ser algo común comparable con el solo acto de “existir”, es la responsabilidad con el entorno y quienes le habitan; más allá de ser un discurso sobre como se debe vivir, es el cómo debemos comprender y actuar con la naturaleza, entendiéndole como parte fundamental de lo vivo y para vivir.
Por último, el dignificar lo que se produce como sustento a cada uno de los habitantes, sea, de igual manera, una forma de comunicar apropiadamente unos nuevo pensamientos, percepciones y tecnologías realmente enfocadas en el pensamiento comunitario, donde no solo existe el hombre, sino cada elemento que provee el aporte oportuno para continuar en el ciclo de la vida.
Referencias
Buil Blasco, M (2007). Sostenibilidad en pequeñas comunidades rurales. Análisis de los valores y comportamientos de las relaciones intrapersonales, interpersonales y con el medio, y elaboración de propuestas de mejora para el avance hacia la sostenibilidad. (Tesis doctoral) Universidad Autónoma de Barcelona
Cortés, M. P. (2014). Transformación de la Estructura Agroecológica Principal en comunidades intencionales rurales ( Ecoaldeas ). 99.
Guerra-garcía, L. M., Costa-baêta, F., Osorio-saraz, J. A., & Osorio-hernández, R. (2015). Síntesis proyectual de las agrovillas. 25(1), 45–57.
Lefebvre, H (1974) La Producción del espacio. Capitán Swing Libros, S. L
Méndez Sastoque, M. (2005). Contradicción, Complementariedad e Hibridación en las Relaciones entre lo Rural y lo Urbano. MAD, (13), 45-70. Doi:10.5354/0718-0527.2011.14675
Sevilla, A (2012) Agricultura urbana: Comunidad agrícola (Tesis de pregrado) Universidad San Francisco de Quito, Quito.